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Esa etapa que se ha titulado la era Laso ha sido un memorable recorrido de 11 años compartido con muchos jugadores y compañeros. Una manera de entender el baloncesto y la vida. Un compromiso de convivencia y competitividad en pos de una idea, unos valores y unos objetivos. Eso que han denominado el Lasismo es algo que va mucho más allá de ganar o perder. Ahora soy entrenador y los entrenadores no meten canastas. Por eso el Lasismo es Llull, el Chacho, Carroll, Rudy, Felipe, Nocioni, Doncic, Campazzo, Tavares... todos. A todos mis jugadores les he visto crecer, casarse, ser padres... celebrar y sufrir con el equipo... hacer historia, y, sobre todo, quedar en el recuerdo de los aficionados al baloncesto y al deporte, para siempre. Eso ?ene mucha más importancia que ganar. Esa es la gran victoria. Y así se escribió. Antes de la llegada de Pablo Laso al banquillo, el Real Madrid de baloncesto pasó cuatro años sin abrir las vitrinas, seis sin conquistar una Liga, 18 sin jugar una final de la Euroliga y 19 sin ganar la Copa. Y pese a semejante pérdida de rumbo, el técnico vito